El Artículo 67 de la Constitución Colombiana señala el núcleo del derecho a la educación. Tiene una función social como servicio público. Y debe formar al ciudadano en el respeto a los derechos humanos, a la paz y a la democracia; en la práctica del trabajo y la recreación, para el mejoramiento cultural, científico y tecnológico y para la protección del ambiente. La educación es gratuita en las instituciones del Estado. Más adelante en le artículo 69 prescribe: “El Estado facilitará mecanismos financieros que hagan posible el acceso de todas las personas aptas a la educación superior”. Lo primero que debe precisarse es que, según el texto constitucional, la mayor inversión del Estado debe ser hacia los establecimientos públicos, pues allí la educación es gratuita. No es obligación del Estado financiar los centros de estudios superiores que se cursan en universidades privadas. Entre otras razones porque el artículo 355 de la Constitución expresa que “Ninguna de las ramas u órganos del poder público podrá decretar auxilios o donaciones en favor de personas naturales o jurídicas de derecho privado”. Pero puede impulsar programas y actividades de interés público de acuerdo con los planes de desarrollo. Y si bien la Corte Constitucional señala que no en todos los casos dichas actuaciones son ilegales la “situación fáctica exige esfuerzos consistentes por reformar la política colombiana y los sistemas de representación, a fin de evitar la perpetuación de formas de auxilios, bajo otros nombres pues fue voluntad explícita de la Asamblea Constituyente proscribir del sistema político los auxilios parlamentarios.”
Si revisamos el nacimiento de las universidades encontramos que estas instituciones, que hoy nos resultan familiares, eran entonces una novedad radical. Aunque en sus inicios sólo fue una opción especialmente para las clases privilegiadas, la Universidad logró asentarse hasta convertirse en grandes centros de saber y formación como son hoy. Ahora bien en el mundo moderno se ha demostrado que personas que no han accedido a estudios superiores desarrollaron emprendimientos que los convirtieron en personajes ricos y apoyos en políticas económicas y sociales del Estado como Walt Disney, Henry Ford, Steve Jobs, Bill Gates, Mark Zuckerberg y Tiger Woods, por no citar sino unos cuantos, pero podríamos llenar páginas de emprendedores que no fueron a la Universidad. Hoy llenamos a las personas de conocimientos, pero ya estamos evidenciando que la inteligencia artificial dejará sin empleos a muchos que cursan estudios en prestigiosas universidades. Entones, debemos o no cambiar la enseñanza desde los primeros años, para que eduquemos para la vida y no para la burocracia o para ser trabajadores en empresas donde no se gana ni para comprar una vivienda o sostener a la familia? Ahora, financiar a algunos con recursos del tesoro público y no hacerlo con la mayoría es lo correcto? Deberían los gobiernos ampliar más la cobertura y actualizar los programas académicos frente a la revolución del conocimiento que evidenciamos hoy o seguimos con los mismos temas obsoletos que los profesores entregan día a día a sus alumnos, porque obedecen a políticas estatales? Pensémoslo bien!
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