Ya se va a completar el primer año de gobierno de las administraciones departamentales y municipales y no aparece en el ámbito nacional ningún Alcalde o Gobernador que demuestre que su gestión ha sido importante para la respectiva entidad territorial. Su poca actividad y representatividad frente a los electores los hacen personajes opacos ante toda la opinión pública que los mantiene rastreando para ver qué han cumplido en 12 meses. Si su informe de gestión al 31 de diciembre no muestra ejecutorias de gran nivel, es posible que podamos afirmar que son un fracaso como administradores del gasto público.
Los dos o tres alcaldes que muestran un alto nivel de imagen la tienen por sus periódicos regionales que los ponen como sujetos “divinos”, pero en el fondo, su visibilidad política es producto de la publicidad que pagan para que los exalten ante sus conciudadanos. Pero en el fondo la gestión es mala. Vale la pena recordar que hay disposiciones legales que los obligaban a recibir de sus antecesores informes de gestión en los respectivos empalmes que les señalaban los puntos relevantes que debía contener el informe de gestión, los asuntos y recursos a su cargo. Igualmente era su obligación hacer “la verificación física de los diferentes aspectos señalados en el acta de entrega, donde debían determinar la existencia o no de irregularidades.”
Todas las administraciones de todos los niveles están obligadas a recibir mediante acta de informe de gestión la descripción del estado de los recursos administrativos, financieros y humanos a cargo de la administración, dependencia o entidad. Al día de hoy, por ejemplo, “todos los servidores públicos deberán mantener permanentemente actualizados sus registros, controles y demás documentación relativa a su gestión”. Este primer año es clave para saber de qué material están hechos los representantes legales de todas las entidades públicas que asumieron hace un año el poder de las entidades territoriales, si de “arcilla burocrática” o de “hierro fundido”, y entregarle a la ciudadanía los primeros resultados concretos de su labor al frente de los destinos locales o territoriales.
En este espacio de evaluación de la gestión del primer año es donde podremos ver si la prensa de derecha tan arrodillada al poder descubre las falencias de sus admiradores o si siguen destilando odio hacia el gobierno nacional y permanecen callados ante el descalabro que vayan evidenciando de cada alcalde o gobernador que no ha sido capaz de cumplir el juramento que hizo al asumir el cargo, terminando las obras ya iniciadas por el anterior mandatario (a) y ejecutando su plan de desarrollo por el cual votaron los electores que los llevaron al primer cargo local o regional.
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